
Para decir Partido Comunista de Cuba hay que decir Fidel
"El Partido lo resume todo. (...) en él se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución". Con estas sencillas pero profundas palabras definía el Comandante en Jefe, Fidel Castro, la esencia misma de una nación, de un sistema, de un pueblo y, también, resumía las luchas históricas que ese mismo pueblo encarnó durante décadas hasta el nacimiento de la primera organización de la vanguardia comunista cubana.
El genio previsor de Fidel auguraba, en fecha tan temprana como agosto de 1959: "Tenemos que crear un Órgano Político que sea capaz de reunir, en él, a todas las organizaciones revolucionarias, a todos los que deseen luchar por la Revolución y, sin exclusión alguna, darles oportunidad de luchar a todos, unidos a nosotros, por el futuro de nuestro pueblo y de su Revolución".
En aquellas circunstancias se recompone el Partido Comunista de Cuba, heredero de las esencias marxista y martiana, plenamente guiado por el pensamiento fidelista que asumió desde aquel momento la palabra comunista como la expresión más honrosa para organizar la batalla por la construcción del socialismo en esta pequeña y rebelde isla antillana.
Fidel valoró exhaustiva y críticamente la composición, méritos y limitaciones de las fuerzas que condujeron al pueblo hacia la victoria, para llegar al convencimiento de que el Partido era, en primer lugar, una necesidad, pues no se podía llevar adelante una Revolución, sin una fuerte y disciplinada organización revolucionaria.
«La organización de vanguardia es fundamental. ¿Saben ustedes lo que le da seguridad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo que le da perennidad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo que le da futuro a la Revolución, lo que le da vida a la Revolución, lo que le da porvenir a la Revolución? El Partido. Sin el partido no podría existir la Revolución, dijo el Comandante en la Asamblea de Balance del PCC, el 14 de marzo de 1974.
La organización partidista, entendida como vanguardia, como trinchera de trabajo y sacrificio, como el más formidable instrumento de la Revolución ha sido —desde su creación— el garante de dirección, solidez y continuidad histórica a la Revolución.
En este sentido aseguró Fidel allá por el año 1974 que “….hoy cualesquiera que sean nuestros defectos, cualesquiera que sean todavía nuestras deficiencias y debilidades, tenemos un Partido que garantiza a la Revolución todo, que garantiza a las generaciones presentes y futuras todo. Tenemos una vanguardia política, tenemos un guardián del porvenir. Y cuando un país, un proceso político, un proceso revolucionario ha alcanzado estas metas, puede hablar de continuidad histórica, puede hablar de seguridad”.
Para Fidel la noción de dirigente y lo que entrañaba su deber ser siempre estuvo clara. Para él quien dirige no es un hombre (o mujer) en un cargo sino un servidor del pueblo. “(…) la relación entre pueblo y dirigente no puede ser un acto reflejo, no puede ser la resultante de un reflejo condicionado, sino un problema de conciencia, un problema de ideas”, aseguraba el Comandante.
Así Fidel sentaba las bases ideológicas y organizativas para la constitución de un Partido único, que por legado y principios martianos llegaría hasta hoy.
Un partido creó Martí para la independencia, el Partido Revolucionario Cubano, y uno solo creó Fidel para desarrollar la Revolución Socialista, el Partido Comunista de Cuba.
El tributo del más genuino militante de la organización partidista cubana a la teoría del partido marxista y al proceso revolucionario cubano, pueden sintetizarse con sus propias palabras: "Creo que mi contribución a la Revolución consiste en haber realizado una síntesis de las ideas de Martí y del Marxismo Leninismo, y haberlas aplicado consecuentemente en nuestra lucha".
Y en esa lucha, que entraña hoy nuevos y complejos desafíos: políticos, económicos, ideológicos y simbólicos, está presente el legado de Fidel, materializado con su vida y su pensamiento, un pensamiento profundamente antidogmático y siempre enraizado en la sabiduría, resistencia y sacrificio de un pueblo que ha sabido vencer adversidades y proyectarse al futuro.
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