
Hacer ciencia para Cuba es cuestión de soberanía
En un acogedor salón del Instituto Finlay de vacunas conversamos con una persona que se ha consagrado a dicha institución. Los retos de la ciencia cubana, los proyectos del Instituto y la viabilidad del socialismo en Cuba fueron algunos de los temas abordados por el destacado científico y director adjunto del Instituto Finlay, Yury Valdés Balbín.
Para Yury la clave de la resistencia del pueblo cubano radica, esencialmente, en que “venimos de una cultura y de una historia de lucha importante”. La posibilidad de tener entre nosotros a protagonistas de la historia reciente, que pueden contarnos sus vivencias, y no depender sólo de los libros, es una fortaleza. “en nuestra sociedad, en nuestras familias, convivimos con los que hicieron la Revolución y los que heredamos lo bueno y la malo de esa Revolución”.
“En Cuba tenemos un pueblo muy educado, con un nivel de instrucción alto, eso no lo pueden decir muchos países pobres del mundo. Contamos con un sistema de salud, que está muy golpeado y que enfrenta carencias, pero que tiene médicos y realiza una gestión del conocimiento con los mayores estándares mundiales”, afirma el científico cubano, quien además destaca que pesar de estar dañada, existe una infraestructura hospitalaria al mejor nivel del mundo.
“También poseemos medicamentos, que muchas veces no los podemos producir porque no tenemos materias primas, pero son, algunos, únicos de su tipo. Poseer personas e infraestructura hospitalaria, creadas por la Revolución, junto a científicos y productos de la industria boifarmaceútica al mejor nivel del mundo, que también son frutos de la Revolución, son conquistas que queremos preservar, como queremos preservar la educación y la tranquilidad ciudadana”.
¿Cómo es hacer ciencia en Cuba?
Sobre todo en el exterior muchas personas nos preguntan: ¿Cómo es posible que Cuba haya desarrollado vacunas contra la Covid 19? Y es normal que mucha gente en el extranjero no conozca que Cuba lleva 30 años trabajando en el desarrollo de vacunas y es normal que no conciban que un país subdesarrollado pueda tener una industria de vacunas. En el mundo este tipo de industrias son consecuencias de grandes fuentes de financiamiento y de tener a su merced todo el conocimiento del mundo a través del robo de talentos.
En Cuba la ciencia es consecuencia del sistema de educación, el nivel de instrucción y el desarrollo de la ciencia son proporcionales. Hoy existen científicos porque se hizo una reforma educativa en el país que comenzó con la campaña de alfabetización e incluyó la creación de nuevas universidades. La Revolución creó nuevas carreas y saberes de hacer. En el caso de la industria biomédica se necesita infraestructura, personal capacitado y medicinas. Y la genialidad de Fidel le hizo comprender que para que un país bloqueado accediera a los medicamentos de más alto estándar se necesita de una industria propia, es así, como comienza la concepción y construcción de lo que es hoy la industria biofarmacéutica cubana.
Contar con este desarrollo científico y tecnológico ha permito que en Cuba, a diferencia del resto del mundo donde los pobres y los ricos mueren de enfermedades diferentes, sus ciudadanos fallezcan como consecuencia de las mismas enfermedades que afectan a los ricos.
No es posible crear este acervo de conocimiento, infraestructura e información en un país donde lo principal no sea el ser humano, donde el sistema social lo que busque día a día no sea la justicia social de todos sus seres. En un mundo donde existen personas que no pueden acceder a los antibióticos más elementales, la concepción en Cuba es que todos tengan el medicamento de más alto estándar. Y el enemigo sabe que eso es uno de los ejemplos exclusivos de un sistema socialista como el nuestro. Hoy el bloqueo estadounidense, torpedea nuestra capacidad de hacer inversiones y de acceder a instrumentos y reactivos.
Hacer ciencia en Cuba implica que mientras para cualquier laboratorio en el mundo acceder a reactivos demora 36 o 72 horas, nosotros podemos tardar ocho meses, incluso con el dinero en efectivo, porque estamos obligados a burlar el bloqueo a través de proveedores intermediaros, lo que encarecen los productos. Pero estas no son las únicas dificultades derivadas del bloqueo, también están las que sufren los científicos que, como parte del pueblo, padece de las mismas dificultades cotidianas.
Por lo que me cuentas hacer ciencia en Cuba es un gran reto. ¿Por qué continuar haciéndola?
Es cierto que es un gran reto, y la continuamos haciendo porque la ciencia para el cubano es un problema de soberanía, porque es a través de los resultados de la ciencia, la innovación y la tecnología en todos los saberes de hacer, que nosotros vamos a lograr darle solución a las problemáticas sociales. Si nosotros no aplicamos conocimientos, no podremos ni sobrevivir, ni desarrollarnos.
¿Cómo surgen las vacunas cubanas contra la Covid 19?
La lógica parte de una visión estratégica del presidente de la República. Luego de la primera ola de contagios. El 19 de mayo de 2020 el mandatario nos convoca y nos dice más o menos así: -Ya pasó la primera ola, la hemos manejado bien, el país se preparó y lo hizo muy bien, pero nosotros necesitamos tener vacunas, y necesitamos tener vacunas por un problema de soberanía-.
Entonces los científicos que teníamos proyectos excelentes, pero que no llegaban a una vacuna en un año, entendimos que no se trataba de una idea personal, sino de un llamado de la Patria. Y estar convencidos de que somos científicos para vivir para la ciencia y no para vivir de ella, junto a contar con la capacidad, la infraestructura y la experiencia hicieron posible que creáramos nuestras vacunas.
¿Por qué cinco candidatos vacúnales?
En ciencia mientras más se diversifiques los proyectos, la probabilidad de tener un resultado positivo es mayor. Nosotros empezamos con muchas ideas, y de ellas cinco fueron las que tuvieron la posibilidad de convertirse en vacunas. De esas cinco nos enfocamos en tres, aunque las otras 2 van a llegar en su momento con una posición importante dentro del sistema.
La principal diferencia entre los científicos cubanos y los del resto del mundo no radica en el conocimiento, sino en los valores que tenemos incorporados como comunidad científica. Para nosotros ese cinco se trata de soberanía, es, como te comenté anteriormente, fruto de vivir para la ciencia.
Las personas en Cuba se vacunan con una confianza inusual en el mundo. ¿Por qué?
En Cuba la gente tiene confianza en las vacunas. En intercambios con la prensa internacional siempre les pregunto a los periodistas si ellos conocen o han podido entrevistar a los creadores de las vacunas desarrolladas por las grandes farmacéuticas. Sin embargo, nosotros desde el primer día nos pidieron, y accedimos, a dar la cara a todo el país. Y una de las mayores satisfacciones que tenemos es que uno va por la calle y las personas te reconocen como el de la vacuna.
Las personas confían porque aprendimos de Fidel que era el primero en explicar cuando sucedía algo y con la vacuna los primeros en explicar fueron los científicos. En nuestro caso teníamos la tranquilidad que si no servía o estaba mal, nosotros asumiríamos la responsabilidad, no como un fracaso, sino con la voluntad de continuar trabajando.
Vivimos un país con la exclusividad de haber educado en la cobertura universal. Que por ley la salud tiene que ser pública, gratuita y universal. Que exige que cuando se introduce un medicamento es para toda la población y no para un determinado sector. A veces no valoramos lo anterior, que en Cuba la atención médica sea un derecho garantizados desde que se nace, no quiere decir que sea así en todo el mundo.
Un medidor de la confianza es que en este país todos nos pusimos en función de salvar vidas, porque hasta hubo gente que brindó sus refrigeradores y accedieron a que los certificáramos para poder almacenar las vacunas, por eso validamos que al final fue: la fuerza de un país.
Y eso ha constituido un elemento de admiración en el exterior, porque al final Cuba fue el único país que hizo vacunas, todas las demás fueron desarrolladas por transnacionales. De hecho, hoy no ha salido ningún país con candidatos que tengan una fase III o se hayan aplicado a millones, a pesar de haber contado con el financiamiento. Existen ejemplos de vacunas que fracasaron a pesar de contar con cientos de millones.
¿Cuáles son los retos presentes y futuros?
La realización económica de nuestros productos es una línea principal en nuestro trabajo. Estamos exportando varios bienes, entre los que se encuentra la vacuna (Soberana), la cual estamos actualizando. Estamos enfrascados en continuar incrementando las exportaciones y el posicionamiento de productos en el exterior. También retomamos proyectos que tuvimos que detener durante la pandemia, como es la vacuna contra Streptococcus pneumoniae que está diseñada para niños de dos mees de nacidos.
Poseemos muchos proyectos vinculados a la experticia fundamental de nosotros: las vacunas bacterianas dirigidas a los niños. Pero el éxito ante la Covid también nos ha abierto muchas colaboraciones internacionales, hay muchos que quieren trabajar con el Instituto Finlay y estamos en las negociaciones para incorporar tecnologías inexistentes en el país que nos permitirán enfrentar enfermedades muy complejas.
¿Se siente orgullosos de ser cubano?
Me siento orgulloso de ser cubano 100%, yo soy consecuencia de Cuba. Yo soy consecuencia de mis padres, de mi educación, pero soy resultado de eso que somos los cubanos, que es una mezcla de alegría con profundidad en los análisis. Que tenemos esa capacidad de sonreír en las peores adversidades.
Los cubanos sentimos mucho orgullo cuando vamos al exterior, y no es un orgullo personal, es un orgullo de ser cubano. Uno se da cuenta que cuando viaja al exterior lleva consigo todo el país, incluso los que no van a regresar. Yo conozco gente que se fueron, y les va bien, y me han dicho que lloraron la primera vez que vieron la bandera y cantaron el himno después de emigrar.
Esta no es la matriz que intenta posicionar nuestro enemigo, que insiste en mostrar una Cuba donde los cubanos están enfrentados y han perdido el orgullo por su nacionalidad.
Nosotros tenemos que sentirnos orgullosos de ser cubanos, de nuestra historia, de nuestra gente y de lo que hemos logrado, de lo que tenemos por hacer y de los líderes y héroes de la Patria. Del PCC que con sus errores y aciertos ha sabido conducir la Revolución hasta la actualidad y permitirnos ser ejemplos en el mundo, porque si algo nos tiene que reconocer, en cualquier trinchera, es que somos ejemplo.
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