En Girón también se defendieron causas justas

«Yo estoy absolutamente seguro —eso lo digo aquí con toda franqueza—de que fue una gran suerte que esa invasión fracasara. Una gran suerte para nosotros, incluso también para Estados Unidos, porque lo ocurrido se habría producido en Cuba y no en Vietnam».
Así expresó el Comandante en Jefe, Fidel Castro, Líder Histórico de la Revolución Cubana, en la conferencia académica Girón, 40 años después.

Y es que la invasión a Playa Girón, tras casi dos años de preparación, se inscribió en los planes agresivos que se pusieron en marcha en 1959 por orden de la Casa Blanca a la CIA para resolver “el problema cubano”.

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La Operación Pluto comenzó cuando ocho B‑26 mercenarios, con insignias cubanas, atacaron por sorpresa el 15 de abril los aeropuertos de Ciudad Libertad, en La Habana; la base aérea de San Antonio de los Baños, al sur de la capital; y el aeropuerto Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, con el propósito de acabar con la limitada fuerza aérea revolucionaria, lo que no pudieron lograr. Además, se incluían acciones terroristas en la ciudad y el campo, realizadas por organizaciones contrarrevolucionarias y bandas de alzados; así como guerra psicológica para confundir a la población y a la opinión pública.

Pero aquellas vanas ilusiones se desvanecieron al día siguiente de haber sido rechazados los ataques a las bases aéreas. El 16 de abril, durante el entierro de las víctimas de los bombardeos, el Comandante en Jefe declaró el carácter socialista de la Revolución y se dispuso a luchar al frente de su pueblo con la consigna “Patria o Muerte”, con lo cual comenzó a fraguarse la victoria en las arenas de Playa Girón y Playa Larga.

A 24 horas de la invasión, el 17 de abril, las fuerzas revolucionarias estaban plenamente movilizadas para enfrentar a los mercenarios. Durante esa madrugada, el primer grupo de milicianos que hallaron los invasores en la costa no se sumó como les habían prometido los organizadores del ataque, sino que respondió con fuego e infligió las primeras bajas. Ese fue solo el comienzo, y dos días después la batalla final en Playa Girón fue dirigida personalmente en el terreno por el Comandante en Jefe, Fidel Castro, al frente de la columna de tanques y tropas.

La victoria de Playa Girón fue la suma de miles de hechos heroicos de gente común —pueblo y soldados, milicianos, trabajadores, campesinos—protagonistas de esa gran epopeya. En alrededor de 66 horas fue abatida la agresión de Playa Girón por héroes y mártires que hicieron posible la victoria, con la cual Cuba demostró por primera vez que era posible vencer al imperialismo más poderoso de la historia y colmó de esperanzas a los pueblos latinoamericanos sumidos en dictaduras apoyadas por Washington.

El 19 de abril tendrá siempre gran trascendencia en la historia de nuestra nación. Para el pueblo cubano y su naciente Revolución significó defender la soberanía del país, el suelo sagrado de la patria, sus intereses, sus ideales y su proceso socialista.

Con la victoria de Playa Girón, el pueblo cubano dejó clara la lección más poderosa: no hay poderío mayor que el de un pueblo unido y decidido a defender una causa justa.

Todavía habrá quienes se pregunten cómo una fuerza representada básicamente por milicias obreras, campesinas y estudiantiles pudo resistir y derrotar, en apenas 66 horas, a invasores mercenarios bien organizados, bien armados y con el apoyo de la potencia que los envió. Por si fuera poco, a tres millas de la costa, una fuerte escuadra estadounidense, que incluía un portaaviones e infantería de marina, estaba lista para intervenir.

Ahí radica lo épico del triunfo en las arenas de la Ciénaga.

Al enemigo le faltó la justeza de la causa que defendía, comentaría José Ramón Fernández, protagonista de la gesta: «Por ello no combatieron con el ardor, el valor, la firmeza, el denuedo y el espíritu con que lo hicieron las fuerzas revolucionarias».

Cuentan que todo un pueblo corrió a sus puestos de combate para defender la Revolución socialista: artilleros, policías, soldados, pilotos, tanquistas, médicos y milicianos cayeron encima de los invasores.

Días después de la victoria, Fidel comentó que una de las características principales y más notorias de toda esa lucha fue el valor con que pelearon nuestros hombres.

«Se batalló incesantemente día y noche, sin un solo minuto de tregua», dijo, tras destacar que lo de Girón había sido una gran proeza del pueblo, y no solo por lo que hizo, sino por lo que estuvo dispuesto a hacer.

Algunos investigadores consideran que, si Girón es una epopeya y un pedazo de historia viva de la Revolución, se debe a la impronta del Comandante en Jefe.

Solo así se explica cómo se logró vencer un proyecto tan descomunal y agresivo, precedido de infinidad de episodios terroristas contra Cuba, que revelan la intención yanqui de acabarnos.

La victoria de Playa Girón es considerada un suceso de importancia mundial, pues a partir de entonces, como dijera Fidel, los pueblos fueron un poco más libres.

La invasión mercenaria en la Bahía de Cochinos terminó siendo un acontecimiento marcado por la victoria, la heroicidad del pueblo y la influencia de su indiscutible líder. Y aunque el tiempo transcurrido conduce a verbos citados en pasado, el espíritu de Girón es siempre hoy, no solo porque un hecho de ese calibre no se olvida, sino porque no dejó lugar a duda de cuál sería siempre la postura de este pueblo en caso de una amenaza sobre aquello que considera sagrado.

Es por esto que cada mes de abril se empina de manera especial. Han transcurrido 64 años de la primera gran derrota del imperialismo en América: la victoria de Playa Girón, cuando los cubanos, en momentos incipientes de la Revolución, comprometieron su vida por el destino decoroso del país. Bastaron menos de 72 horas para que el pueblo uniformado aniquilara a la fuerza mercenaria organizada por la Casa Blanca. Quedaron demostradas —cual amasijo triunfante—la fuerza de la unidad, el patriotismo y el amor por un proceso social que había llegado para quedarse.