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1ro de enero 1959: “Año de la Liberación”

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Durante 1959, el pueblo comenzó a disfrutar de una nueva libertad, integrándose masivamente al proceso revolucionario.

Tomada Santiago de Cuba el primero de enero de 1959 por la Columna 1 del Ejército Rebelde, la ciudad fue declarada capital provisional de la República de Cuba y en ella se constituyó el primer gobierno revolucionario.

Como presidente de la República fue designado el magistrado Dr. Manuel Urrutia Lleó. La decisión inicial de ese gobierno fue reconocer el liderazgo político y militar de Fidel Castro, nombrándolo Comandante en Jefe de todas las fuerzas de tierra, mar y aire de la República. En ese carácter dictó su primera orden militar designando a Camilo Cienfuegos como jefe militar de la provincia de La Habana.

El 3 de enero fue constituido el primer consejo de ministros con los siguientes miembros y cargos: Roberto Agramonte ministro de Estado; Ángel Fernández ministro de Justicia; Julio Martínez Páez, ministro de Salubridad y Asistencia Social; Faustino Pérez, ministro de Recuperación de Bienes Malversados y Luis Buch como secretario de la presidencia y del consejo de ministros. 

Dos días después fueron anunciados nuevos ministros y cargos: José Miró Cardona primer ministro; Armando Hart ministro de Educación; Luis Orlando Rodríguez ministro de Gobernación; Manuel Ray ministro de Obras Públicas, Humberto Sorí ministro de Agricultura; Raúl Cepero Bonilla ministro de Comercio y provisionalmente de Hacienda y Manuel Fernández, ministro de Trabajo.

El 6 de enero fueron nombrados Julio Camacho Aguilera ministro encargado de la Corporación Nacional de Transportes y Rufo López Fresquet ministro de Hacienda.

El día 9, se anunció la designación de Enrique Oltuski como ministro de Comunicaciones y de Osvaldo Dorticós Torrado ministro encargado de Estudio y Ponencia de Leyes Revolucionarias; el 20, fue designado Augusto Martínez Sánchez ministro de Defensa Nacional.

Por último, el 23 de enero el consejo de ministros acordó crear el ministerio de Bienestar Social a cargo de Elena Mederos.

Una de las reivindicaciones del movimiento revolucionario cubano durante la fase de lucha contra la tiranía de Batista fue el restablecimiento de la Constitución de 1940, una de las más avanzadas de su época.

Al triunfar la Revolución y constituirse el primer gobierno revolucionario, se reafirmó su vigencia, “tal como regía en la fecha nefasta de la usurpación del poder público por el tirano, sin perjuicio de las modificaciones que de ella acuerde el Gobierno Provisional para viabilizar el cumplimiento de los postulados de la Revolución1.

En cumplimiento de ese compromiso, el 7 de febrero de 1959 fue promulgada la Ley Fundamental de la República que habría de normar la vida institucional de la revolución hasta 1976 cuando fue aprobada por referendo una nueva Constitución.

La Ley conserva la mayor parte del articulado de la Constitución de 1940, introduciendo modificaciones que la adecuan a la dinámica del proceso revolucionario. De estas modificaciones destacamos las siguientes:

  • Se trasladan las funciones legislativas del Congreso de la República neocolonial -disuelto el 3 de enero de 1959 en la primera reunión del gobierno revolucionario- al Consejo de Ministros (artículo 119), y la consigna como una atribución no delegable (artículo 121).
  • Convierte al Primer Ministro en jefe político del gobierno al establecer en su artículo 146 que “Corresponde al Primer Ministro dirigir la política general del Gobierno, despachando con el Presidente de la república los asuntos administrativos, y acompañado de los ministros, los propios de los respectivos departamentos”.  La redacción de este artículo responde a la condición que estableció Fidel para aceptar el cargo de Primer Ministro. Cuando esto sucedió se integró el liderazgo político de la revolución con la dirección ejecutiva de la máxima instancia de gobierno del país.
  • La Ley Fundamental prohíbe la confiscación de bienes, aunque autoriza confiscar los del dictador Batista, sus colaboradores y los obtenidos por delito contra la economía nacional, la hacienda pública o como resultado del enriquecimiento ilícito al amparo del poder público. En el resto de los casos mantiene la mediación de la autoridad judicial competente y el pago previo en efectivo. No obstante, en la disposición transitoria al título cuarto, sección primera, se establece que “En los casos de expropiaciones forzosas que se realizaren para llevar a efecto la Reforma Agraria y el consiguiente reparto de tierras, no será imprescindible que el pago previo de indemnizaciones sea en efectivo. La Ley podrá establecer otros medios de pago, siempre que reúnan las garantías necesarias.” Esta disposición permitió establecer el pago por las tierras expropiadas en Bonos de la Reforma Agraria.

En este primer ejecutivo del gobierno revolucionario estaban representados miembros de partidos y movimientos políticos que se podían calificar de moderados. Ello repercutió en una inexcusable demora legislativa por lo cual le fue aceptada la renuncia a José Miró Cardona como primer ministro según el Decreto No. 562 del presidente de la República firmada el 13 de febrero y, el 16 de febrero Fidel Castro asumió el cargo de primer ministro mediante el Decreto Nº 563 del presidente de la República, también del 13 de febrero.

La asunción de Fidel Castro como primer ministro del inicial gobierno revolucionario constituyó una radicalización del funcionamiento de esta institución, iniciándose de inmediato la promulgación de numerosas medidas de beneficio popular.

Otra de las medidas tomadas fue la revisión de todas las resoluciones injustas adoptadas contra los trabajadores como consecuencia de la persecución política desatada por la dictadura batistiana y mediante la Ley Nº 21 del 20 de enero, fue abolida la cuota sindical obligatoria.

Fue decidido el enjuiciamiento a los criminales de guerra, algo absolutamente inédito. Tan peligrosa fue esta medida, por su efecto de demostración hacia los regímenes dictatoriales latinoamericanos, que el gobierno revolucionario se vio en la necesidad de organizar la Operación Verdad

El 21 de enero, ante el Palacio Presidencial se reunió más de un millón de personas para respaldar la justicia revolucionaria y la defensa de la soberanía del país. La multitud votó unánimemente por el fusilamiento de los criminales de guerra. Al acto asistieron cerca de 300 periodistas extranjeros Mediante la Operación Verdad se enfrentaron las falsedades y tergiversaciones malintencionadas desatadas por el imperialismo a través de la prensa internacional sobre los tribunales revolucionarios y el castigo a los criminales de guerra, apoyado por la población.  

Al día siguiente, 23 de enero partió hacia Venezuela una embajada cubana presidida por Fidel Castro, invitada a participar en el primer aniversario del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez.

En La Habana, el consejo de ministros creó el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados para rescatar para el pueblo los bienes mal habidos por políticos, sicarios de la dictadura y de la burguesía corrompida que apoyó al tirano.

Se suprimió la Renta de Lotería Nacional, una fuente de corrupción política y social y en su lugar fue creado el Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (INAV), dedicado a la construcción de inmuebles para la población, mediante la Ley 86 del 17 de febrero.

El día 22 de marzo, en acto convocado por la CTC-R, se efectuó a lo largo de la Avenida de las Misiones el primer desfile de trabajadores y su concentración frente al antiguo Palacio Presidencial en apoyo a las leyes revolucionarias. En el mismo habló José Figueres, ex-presidente de Costa Rica que inscribió su discurso en los términos de la guerra fría y la sumisión al imperialismo estadounidense.

Al hacer uso de la palabra, Fidel Castro estableció claramente que la Revolución Cubana era “una Revolución verdadera y no una farsa más de las muchas que ha contemplado América” y por esta razón se concitaban contra ella la oligarquía nacional y la oligarquía internacional. Ese era el origen de las campañas sistemáticas contra la Revolución que pretendían aislarla de los pueblos del continente para agredirla después.

En respuesta directa a Figueres afirmó: “Que podemos ser destruidos ¿y qué? Vivir en la humillación, vivir de rodillas: ¿para qué?”.

Con el propósito de elevar progresivamente el nivel de vida material y espiritual de la población fueron promulgadas diversas leyes y resoluciones: la Ley Nº 122 del 3 de marzo de 1959 disponiendo la intervención de la Cuban Telephone Co. y rebaja de las tarifas eléctricas así como la anulación de los aumentos en las tarifas del sistema telefónico decretados durante la tiranía; la Ley Nº 135 del 10 de marzo de 1959, rebajando el precio de los alquileres de las viviendas desde un 30% hasta un 50%; el Decreto 709 del 20 de marzo, del Ministerio de Comercio, rebajando el precio de los productos farmacéuticos; se declararon de uso público todas las playas del país.

Se inició un proceso de intensificación cultural al crearse, mediante la Ley Nº 169 del 24 de marzo, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y la Imprenta Nacional de Cuba por Ley Nº 187 del 31 de marzo. Se estableció la rebaja entre 25% y 35% del precio de los libros de texto para las enseñanzas primaria, secundaria y profesional. Se dispuso la creación de 10 000 aulas de enseñanza primaria con el presupuesto existente para 5 000, dada la disposición de los maestros de recibir solamente la mitad del salario, lo que benefició en especial a las zonas rurales.

El 15 de abril inició Fidel Castro un viaje de tres semanas a los Estados Unidos, Canadá, Argentina, Uruguay y Brasil en los cuáles fue recibido por los presidentes y ministros, asistió en Buenos Aires a la “Reunión de los 21”, encuentro de Jefes de Estado y Gobierno de la región, ofreció conferencias de prensa y se reunió con estudiantes de la Unión Brasileña de Estudiantes.

El 28 de abril se inauguró la Casa de las Américas.

Una de las más importantes medidas revolucionarias tuvo lugar el 17 de mayo cuando fue promulgada la Ley de Reforma Agraria (s/n) en la Comandancia General del Ejército Rebelde en La Plata, Sierra Maestra, y puesta en vigor el 3 de junio. Se sustentaba jurídicamente en el Artículo 90 de la Constitución de 1940, el cual establecía la proscripción del latifundio, aunque nunca, en aquel entonces, fue elaborada la legislación complementaria para aplicarlo.

Un capitalismo neocolonial y subdesarrollado, dependiente de los Estados Unidos, se había consolidado durante la primera mitad del siglo XX, asentado en una base económica monoproductora y monoexportadora de azúcar y algunas otras pocas materias primas y, por ende, multimportadora del resto de las producciones y servicios que era incapaz de generar. Todo ello centrado hacia y desde el monomercado estadounidense.

La monoproducción azucarera se había sustentado en una agricultura extensiva que hizo proliferar el latifundio hasta llegar a convertirlo en el más agudo problema estructural de la sociedad cubana.

Este año, Fidel Castro retomó las reivindicaciones históricas sobre la cuestión agraria cubana presentes en La historia me absolverá/Programa del Moncada y las incorporó como uno de los primeros problemas a resolver por el gobierno revolucionario constituido después del triunfo.

Iniciada la guerra de liberación en las montañas orientales desde fines de 1956 y con la expansión del Ejército Revolucionario del Movimiento 26 de Julio (M-26-7)2 en sus diferentes territorios, los frentes de batalla se dieron a la tarea de organizar las producciones agropecuaria y de artesanías, establecer algunos servicios sociales, básicamente la alfabetización y la atención sanitaria y dar respuesta, hasta donde era posible, a las principales demandas de la población rural, entre ellas, sin dudas, la entrega de tierras al que la trabajaba3

La ley reconoció, en su Artículo 29, el derecho constitucional de los latifundistas expropiados a recibir indemnización. Para ello fueron creados los Bonos de Reforma Agraria como valores de la República que devengaban un interés anual del 4,5% y cuya redención se fijaba en veinte años, más un período de gracia de diez años eximidos de pagar impuestos sobre la renta. Las indemnizaciones fueron calculadas sobre la base de los valores de amillaramiento con que cada terrateniente o compañía había inscrito sus tierras en los registros de propiedad de la nación.

Esto constituyó otro golpe a los latifundistas pues era perfectamente conocido que los amillaramientos siempre fueron consignados en valores mucho menores que los reales, lo cual permitía a los propietarios pagar impuestos bajos. Las tierras expropiadas al capital estadounidense estuvieron, por supuesto, contempladas en las indemnizaciones, pero el gobierno de ese país, aunque reconoció el derecho de Cuba a nacionalizar su propiedad, exigió que la expropiación fuese pagada de forma justa, pronta, adecuada y efectiva.

Fue fundado el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), al cual otorgaba la ley la responsabilidad de llevar adelante los cambios agrarios y durante este primer año constituyó un soporte revolucionario esencial junto al Ejército Rebelde.

En La historia me absolverá/Programa del Moncada se reivindicaba la industrialización del país hasta el punto de ser considerada como una de las cinco primeras leyes que aprobaría el gobierno revolucionario triunfante.

Esto era así debido a que en las dos primeras décadas del XX, la economía cubana había sido incapaz de promover la producción manufacturera. Los dos tratados de Reciprocidad Comercial suscritos por Cuba con los Estados Unidos (1903 y 1934), brindaron amplia preferencia arancelaria a las manufacturas provenientes de aquel país, las que habían bloqueado el mercado interno a las producciones nacionales. Solo en 1927 se realizó un intento –frustrado- de aplicar una reforma arancelaria que beneficiara a la industria no azucarera cubana.

El gobierno revolucionario tomó la decisión -ya señalada- de recuperar para el patrimonio nacional las riquezas mal habidas por políticos, sicarios de la dictadura y la burguesía corrompida que apoyó al tirano.

Durante 1959, comenzó a aplicarse una política internacional independiente vinculada con los ideales revolucionarios por lo cual se respondió con soberana energía a notas del gobierno de Estados Unidos acerca de “la mejor forma” de realizar la reforma agraria y otras medidas de la Revolución. Fue clausurado definitivamente el neocolonialismo en las relaciones políticas con el imperialismo.

En la segunda mitad del año se desencadenó una crisis política de envergadura cuando el 16 de julio Fidel Castro renunció al cargo de primer ministro. En la noche, compareció en la televisión nacional para explicar al pueblo las razones de su renuncia, detallando la negativa actitud del presidente de la República Manuel Urrutia al obstaculizar la aprobación de leyes y medidas del gobierno revolucionario dado su peligroso acercamiento a elementos contrarrevolucionarios. Esa madrugada, Urrutia renunció a la presidencia. El consejo de ministros designó de inmediato para ocupar el cargo de presidente de la República al Dr. Osvaldo Dorticós Torrado, quien fungía como ministro de Estudio y Ponencia de Leyes Revolucionarias. Durante varios días el pueblo manifestó públicamente la petición al máximo líder de la Revolución de reintegrarse al gobierno hasta que, en el acto de celebración del 26 de Julio, Fidel aceptó de nuevo el cargo. La solución revolucionaria de la crisis posibilitó la radicalización del gobierno y de la institucionalidad política de la República.

Desde los primeros meses del triunfo se había iniciado un proceso de revitalización de los sindicatos y de ampliación de su membrecía. Se realizó el X Congreso Nacional Obrero que cerró con importantes acuerdos: la erradicación del mujalismo, la creación de las milicias obreras, el descuento voluntario del 4% para la industrialización del país4 y la salida de la Confederación de Trabajadores de Cuba Revolucionaria (CTC-R) como miembro de la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), punta de lanza de imperialismo en el movimiento obrero del continente.

Con el propósito de renovar las antiguas bases sociopolíticas y militares del antiguo Ministerio de Defensa, fue creado el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) por la Ley Nº 600 del 16 de octubre. Como ministro fue designado Raúl Castro.

El 26 de octubre, en una gigantesca concentración frente al Palacio Presidencial, Fidel Castro anunció la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias y el inicio del entrenamiento del pueblo para la defensa de la Revolución. El antecedente inmediato de las Milicias es considerado el pelotón de milicias campesinas conocidos como “Los Malagones” quienes, después de un rápido entrenamiento desarticularon y capturaron a una banda contrarrevolucionaria que asolaba zonas de la provincia de Pinar del Río. En ese acto, el Comandante Camilo Cienfuegos reafirmaría –en el que sería su último discurso- que la Revolución “no se detendrá ante nadie ni ante nada” y que “habría Revolución mientras quedara una injusticia por reparar”.

Como parte de la escalada contrarrevolucionaria promovida por el imperialismo tuvo lugar el intento de un levantamiento militar cuyo personaje central fue Huber Matos, comandante de la región militar de Camagüey. Fue frustrado por el jefe del Ejército Rebelde, Camilo Cienfuegos y arrestados Matos y sus seguidores. Fidel Castro habló al pueblo, congregado en apoyo a la Revolución frente al regimiento “Ignacio Agramonte” de Camagüey, denunció el complot reaccionario y los objetivos que perseguía.

Desarticulado el movimiento subversivo, Camilo Cienfuegos regresaba a La Habana desde Camagüey en avioneta, la que desapareció sin dejar rastro. Inmediatamente se inició su infructuosa búsqueda, dirigida personalmente por Fidel Castro.

Huber Matos fue expulsado del Ejército Rebelde, juzgado y condenado a prisión. Durante el juicio, Fidel Castro realizó una extensa declaración en la cual demostró que las acusaciones de Matos sobre la naturaleza “comunista” de la Revolución eran absurdas, al contrastar tales acusaciones con los planteamientos del Movimiento 26 de Julio desde La historia me absolverá/Programa del Moncada, los que habían sido cumplidos por la Revolución.

El año 1959 fue el “Año de la Liberación”. Esta expresión contiene una doble acepción: liberación nacional y alta presencia de contenidos de liberación social.

Los lazos de la dependencia política del imperialismo estadounidense fueron cortados y creadas las bases institucionales del nuevo gobierno revolucionario, proceso en el cual el Ejército Rebelde, al igual que en la lucha contra la tiranía, tuvo un papel decisivo. El gobierno estadounidense dio continuidad a la decisión de destruir a la Revolución, iniciada antes de su triunfo.

Durante 1959, el pueblo comenzó a disfrutar de una nueva libertad, integrándose masivamente al proceso revolucionario.

 

1.      Luis M. Buch y Reinaldo Suárez Gobierno Revolucionario Cubano. Primeros Pasos (2004). Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, Anexo5, Pág. 173.

2.      El nombre de Ejército Rebelde no se le dio hasta el 3 de mayo de 1958, ello formó parte de los acuerdos tomados en la reunión de Alto de Mompié en la Sierra Maestra; hasta ese momento se denominaba Ejército Revolucionario del Movimiento 26 de Julio. El nuevo nombre posibilitaba a las organizaciones que luchaban contra la tiranía incorporarse al mismo, en una expresión práctica de unidad. Leer el artículo de Enzo Infante La reunión de Alto de Mompié en Boletín digital “Revolución” de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, nº 25, de mayo de 2013. También publicado en el periódico Granma, 3 de mayo de 2013, pp. 3, 4 y 5.

3.      Sorí Marín traicionó la Revolución.

4.      Esta propuesta será legalizada en 1960.

Palabras clave
Cuba_Revolución_Santiago de Cuba

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