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UNEAC: 63 Años de Cultura y Compromiso

Marlen Carrasco
PCC
Al hablar de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, se rinde homenaje a lo bello y lo patriótico, a la sabiduría y la estética. Es un legado donde el arte y la revolución caminan de la mano.

Nicolás Guillén, insigne maestro del verso y ferviente defensor de la cultura, logró unir como pocos lo culto y lo popular, transmitiendo la esencia vibrante de Cuba. Su legado trasciende la poesía y se materializa en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), una institución fundada en 1961 con el propósito de aglutinar a los intelectuales y artistas del país bajo el ideal de la Revolución.

Desde sus inicios, la UNEAC ha sido mucho más que un simple espacio de encuentro. "Desde su surgimiento, se erigió como un lugar propicio para la reunión informal entre escritores y artistas. Pero significaba mucho más. Proporcionaba los medios para que los artistas participaran activamente en la animación de la vida cultural y, aún más importante, para intervenir con voz propia en las diversas corrientes del debate de ideas que caracterizaban la época", describe Graziella Pogolotti, reconocida ensayista e intelectual cubana.

Consciente de la cultura como herramienta de transformación social, Guillén lideró esta creación con la firme convicción de que los artistas debían estar al servicio de la patria. Desde entonces, la UNEAC ha fomentado la participación activa en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

Entre las figuras que han guiado esta institución se encuentran Alejo Carpentier, José Lezama Lima y René Portocarrero, exponentes fieles de las artes estéticas y filosóficas.

A lo largo de sus 63 años de existencia, sus objetivos han sido claros: estimular, proteger y defender la creación intelectual y artística, reconocer la más amplia libertad de creación, rechazar y combatir toda actividad contraria a los principios de la Revolución, y favorecer el estudio, la valoración crítica y la difusión, tanto a nivel nacional como internacional, de las obras representativas de la cultura cubana. Asimismo, contribuyen a la preservación y difusión de los valores intelectuales y artísticos del pueblo cubano y a lo más representativo de las culturas del mundo. Participan activamente en la defensa de la humanidad, la diversidad cultural, la integración latinoamericana y caribeña, y luchan contra la mercantilización de la cultura y el arte.

Para lograr estos propósitos, centran sus esfuerzos en el fortalecimiento de la comunidad artística, el impulso del desarrollo cultural y la expansión de su influencia.

"La UNEAC debe mantenerse viva, vigente, influyendo, debatiendo, discutiendo e interviniendo en la política cultural en nombre de la vanguardia y de la calidad (...)", clama el escritor Abel Prieto, enfatizando la necesidad de una organización que promueva la participación y el debate, "que se caracterice por fomentar, de manera sistemática, la participación y el debate, y por mantener y renovar de forma permanente esa unidad imprescindible de la intelectualidad revolucionaria en torno a la política cultural de la Revolución".

La fallecida actriz Corina Mestre describió a la UNEAC como “un espacio que defiende la creatividad y el diálogo entre creadores e instituciones, con el fin de incidir en los problemas fundamentales que enfrenta la sociedad cubana".

Gracias a la visión del Poeta Nacional, la UNEAC ha logrado consolidarse como un pilar fundamental para el desarrollo de la tradición cubana. Su compromiso con la sociedad, la promoción de la creación artística y la defensa de la libertad de expresión la convierten en una institución esencial para la construcción de una isla próspera y justa.

Al hablar de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, se rinde homenaje a lo bello y lo patriótico, a la sabiduría y la estética. Es un legado donde el arte y la revolución caminan de la mano.

En este espacio se encuentran personajes llenos de matices, una prosa ardiente con un enfoque nostálgico y profunda sensibilidad, como la de Senel Paz; la obra de Abel Prieto, caracterizada por su profundidad temática, su estilo narrativo distintivo y su fuerte conexión con la identidad nacional; y la poesía de Alex Pausides, Arturo Arango y Luis López Sacha, que se distingue por la experimentación formal y la búsqueda de una voz propia. Otros autores marcan ritmos inconfundibles y relatan sueños. La sabiduría de la doctora Graziella Pogolotti ilumina a quienes llegan hasta ella, convirtiéndose en una guía certera por los caminos del saber.

Hoy, al conmemorar un año más de su fundación, la UNEAC se renueva con la energía de nuevas voces, un testimonio de la tradición caribeña que, como un árbol que vuelve a florecer, continúa extendiendo sus ramas hacia un futuro prometedor.

A ella pertenecen aquellos hombres y mujeres que, admirados desde lejos, parecen inaccesibles, pero que, al acercarnos, descubrimos que están hechos de habilidades, emociones y de nuestras propias aspiraciones.

 

 

 

Palabras clave
UNEAC
Revolución
Nicolás Guillén

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