
Martí, Fidel y el Partido Comunista de Cuba
“Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos”, sentenció Fidel Castro en el juicio a los asaltantes al Moncada que sobrevivieron al combate, la brutalidad y la represión de los esbirros.
Esos jóvenes, que el 26 de julio de 1953 intentaron tomar el cielo por asalto, iban guiados por las ideas martianas y el hastío a una dictadura corrupta y servil al Imperio; ese, al que al apóstol catalogó como el gigante de las siete leguas y alertó sobre las consecuencias de su embate para América Latina y Cuba.
Solidaridad, antimperialismo e independentismo son valores martianos que hoy perduran en el pueblo cubano. El accionar diario y la búsqueda constante de una sociedad cada vez más justa con todos y para el bien de todos así lo evidencian.
Pero esto no ha sido obra de la casualidad; resistir y vencer la arremetida imperialista se debe, en gran medida, a la organización de los cubanos en tormo al Partido Comunista de Cuba (PCC), liderado por el mejor discípulo del Apóstol desde su fundación hasta julio de 2006.
El PCC, fruto de la unidad de la nación cubana, mantiene una labor sistemática y tenaz por el desarrollo y consolidación de la ideología de la Revolución Cubana mediante la fusión del ideario revolucionario radical de José Martí y de una tradición singular de lucha liberadora nacional y social en la que se destacan insignes revolucionarios y patriotas.
Lo anterior, recogido en los estatutos del PCC, sintetiza y ejemplifica la continuidad del pensamiento y el ideario martiano en el pueblo de Cuba, luego de que 129 años atrás, en Dos Ríos, cayera en combate el más universal de los hijos de esta tierra. Ese que se consagró por entero a la Patria y que legó una trascendental obra de la que Fidel se nutrió para llevar adelante la Revolución, con la certera guía del Partido Comunista de Cuba.
En la actualidad, el PCC -continuidad del Partido Revolucionario Cubano fundado por Martí en 1892, y que también se nutre de Marx, Lenin y Fidel- agrupa a la vanguardia revolucionaria, persiste en el empeño de una Patria libre, es consecuente con la sangre derramada y enfrenta con hidalguía cada nueva agresión del gigante de las siete leguas.
Durante sus ingentes esfuerzos por reiniciar la lucha revolucionaria, José Martí le propuso a Máximo Gómez que se incorporara a la futura contienda y en carta fechada en septiembre de 1892 le escribió: “Yo ofrezco a usted, sin temor de negativa, este nuevo trabajo hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres”.
Pero los cubanos han sabido agradecer cada esfuerzo pasado y, hoy, la estrella martiana alumbra y muestra el camino en medio de la tormenta. Este pueblo ha sido consecuente con su historia. Así lo evidencia su derroche de heroísmo cotidiano y su determinación de salir adelante con el esfuerzo digno y honrado de cada compatriota que, como el Héroe Nacional, asume y construye su destino.
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