
Que esta Orden de la Solidaridad sea un recordatorio perpetuo de que, para Cuba, Rusia es y será un aliado estratégico y un hermano
Estimado Viacheslav Volodin, presidente de la Duma Estatal de la Federación de Rusia,
Estimado Guennadi Ziuganov, presidente del Partido Comunista de la Federación de Rusia,
Querido compañero y hermano Iván Mielnikov:
Distinguidos invitados:
Hoy nos reunimos en un acto que es testimonio vivo de una hermandad forjada en el tiempo y cimentada en los principios más nobles de solidaridad internacionalista. Estamos aquí para imponer, en suelo ruso, la Orden de la Solidaridad a un hombre que encarna como pocos el puente inquebrantable entre Cuba y Rusia.
Hablar de nuestra amistad es evocar páginas de historia compartida. No es una alianza de conveniencia temporal, sino un vínculo estratégico que nace de una visión común del mundo, de la lucha contra el imperialismo y de la firme convicción en la independencia y la soberanía. Es la continuación de un lazo que salvaguardó la existencia misma de la Revolución Cubana y que hoy se renueva frente a los nuevos desafíos.
Esta relación es, ante todo, entre pueblos. Y es en este nivel donde la figura del compañero Iván Mielnikov adquiere una relevancia excepcional. Desde los complejos años de la década del 90 con la desaparición del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética, Mielnikov alzó su voz para defender a la Revolución Cubana, cuando pocos apostaban por su supervivvencia. También lo hizo para mantener viva la amistad y la solidaridad entre los pueblos cubano y ruso, así como para oponerse a la política hostil de Estados Unidos contra nuestro país.
En las décadas siguientes, como Primer Vicepresidente de la Duma Estatal y del Partido Comunista de la Federación de Rusia, su labor ha sido un pilar fundamental para mantener y fortalecer este diálogo fraterno entre ambos Parlamentos y Partidos Comunistas, contribuyendo al desarrollo creciente de las relaciones políticas y económicas entre los dos Gobiernos.
Su papel en la campaña por la liberación de los Cinco Héroes cubanos, prisioneros en cárceles norteamericanas fue relevante, tanto en el Parlamento como dentro de su propio Partido.
Pero la solidaridad, la verdadera solidaridad, no se mide solo en discursos o declaraciones conjuntas. Se mide en la acción constante, en el apoyo inquebrantable cuando más se necesita. Y Cuba sabe, porque lo ha vivido en su propia piel, lo que significa el apoyo del pueblo y Gobierno rusos. En los momentos más difíciles del recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero, un crimen de lesa humanidad, la voz de Rusia, y en particular la voz firme de la Duma Estatal y del Partido Comunista de la Federación de Rusia, ha sido un eco de esperanza y un baluarte de resistencia.
El compañero Mielnikov ha comprendido que la solidaridad es un arma cargada de futuro. Ha trabajado incansablemente para promover el entendimiento mutuo y para defender en cada foro y tribuna, la justicia de la causa cubana. Su defensa del levantamiento del bloqueo, su condena a las políticas agresivas y su permanente denuncia de la manipulación mediática contra nuestra Isla, son acciones que grabamos en el corazón agradecido de nuestro pueblo.
Al imponerle la Orden de la Solidaridad, no hacemos más que devolver, en un pequeño gesto, una mínima parte de la enorme deuda de gratitud que tenemos con él. Esta condecoración es el símbolo de un reconocimiento que va más allá de lo personal; es el reconocimiento a la postura inquebrantable de un partido hermano, el Partido Comunista de la Federación de Rusia, y a la nobleza de un pueblo que ha sabido extender su mano amiga a miles de kilómetros de distancia.
Compañero Mielnikov:
Usted recibe esta orden en nombre de esa amistad indestructible. En nombre de los lazos que unen a nuestros pueblos. En nombre de la cooperación que nos fortalece en lo político, lo económico, lo científico y lo cultural. Y, sobre todo, en nombre de la confianza mutua que nos permite mirar al futuro con optimismo, sabiendo que no estamos solos en la lucha por un mundo más justo y equitativo.
Que esta Orden de la Solidaridad sea un recordatorio perpetuo de que, para Cuba, Rusia es y será un aliado estratégico y un hermano. Y que la figura de Iván Mielnikov quedará para siempre ligada a la historia de esta hermandad victoriosa.
En las palabras de nuestro Héroe Nacional, José Martí, que bien podrían definir el espíritu de este acto: “No se pueden hacer grandes cosas sin grandes amigos”. Hoy, acudimos para honrar a un amigo, a un compañero, a un hermano.
¡Muchas gracias, Mielnikov!
¡Gloria a la amistad entre Cuba y Rusia!
¡Hasta la Victoria Siempre!




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