
Palestina sigue resistiendo 365 días después
Desde hace 365 días la población civil gazati sufre la inclemencia y atrocidades de un gobierno sionista. Luego de la desproporcionada ofensiva militar del ejército israelí en la Franja de Gaza, la cifra de fallecidos suma más de 41 700 palestinos, según informes de las autoridades árabes.
El 7 de octubre del 2023, el mundo amanecía con las noticias de que el grupo islamista Hamás había lanzado de madrugada un gran ataque sorpresivo y sincronizado contra poblaciones del sur de Israel, próximas a la frontera con Gaza. Esto desencadenó una brutal respuesta del gobierno de Benjamin Netanyahu contra la población civil en este territorio palestino.

Desde entonces, son cientos de imágenes las que vemos a diario en el internet; esas que fueron capturadas a través del lente y que cuentan en primera persona la realidad. Imágenes a las que Google le aplica desenfoque mediante SafeSearch, bajo la advertencia de que “puede incluir contenido explícito”.
Pero ¿cuál es el contenido explícito? ¿O es que ver a una madre moribunda sostener a su hijo envuelto en una sábana blanca hará más daño que lo que ya estamos viviendo? Las fotos recorren el mundo, las cifras de muertos aumentan, la esperanza muere y Palestina resiste.
Una realidad que para el resto del mundo parece desenfocada o desdibujada, menos para los niños, madres, abuelos y hermanos que aun viven bajo bombas y espanto. Tal parece que, a Gaza, un año después de que se iniciara esta brutal escalada del exterminio sionista contra el pueblo palestino, el resto de la humanidad la sigue viendo desenfocada.
A veces preferimos no escuchar, ver menos y quedarnos callados ante la masacre de 16 500 niños muertos en apenas 12 meses, la cifra más alta para conflictos armados de los últimos 18 años. ¡Acaso la doble moral no es un pecado!

Y sí, el 7 de octubre marcó un antes y un después, no solo en las vidas de los palestinos, sino en el mundo entero. Las imágenes más horribles de un infierno como este evocan, el holocausto que la Alemania nazi de Adolf Hitler infligió a gran parte de Europa. No obstante, en el último año, otras han eclipsado esas memorias: las del crimen sistemático que Israel lleva a cabo contra Palestina, un escenario que se ha convertido en uno de los genocidios más significativos de la historia de la humanidad.
Otros datos que confirman la masacre son, según la ONG Intermón Oxfam, los más de 6 000 mujeres y 11 000 niños asesinados en los ataques sionistas. A su vez 902 familias enteras han sido exterminadas en Gaza, 1 364 familias donde solo queda vivo un único miembro y 3 472 familias en las que solo han sobrevivido dos integrantes.
Según estudios realizados las armas explosivas israelíes alcanzan un promedio de un hogar cada cuatro horas, una tienda o refugio temporales cada 17 horas, una escuela u hospital cada cuatro días, y un punto de distribución de ayuda o almacén cada 15 días. Solo 17 de los 36 hospitales siguen funcionando parcialmente, y ninguno de ellos cuenta con el combustible, los suministros médicos y el agua potable suficientes.
A excepción de seis días en noviembre, durante lo que se llamó una pausa humanitaria, Gaza ha experimentado solo dos jornadas en un año en las que no se escucharon las devastadoras explosiones de las bombas. Cada día, la región llora la pérdida de decenas de sus hijos, atrapados entre el fuego, los escombros y la implacable crueldad.
En el otro extremo del planeta, el gobierno de Estados Unidos que no oculta su apoyo incondicional al régimen sionista, consciente del lucrativo mercado que representa Medio Oriente para su industria de armamento, especialmente mientras Israel desata su violencia en múltiples frentes: Palestina, Líbano, Siria, Irán, Yemen...
El avance de la tecnología en las comunicaciones ha hecho posible que esta guerra se transmita en tiempo real ante los ojos del mundo, dejando poco espacio para la manipulación informativa que acompañe a la masacre: se pueden ver a los niños sin vida, los cuerpos mutilados, los edificios colapsados sobre familias enteras sepultadas vivas, y una existencia marcada por la enfermedad y el hambre, donde la esperanza ha desaparecido.
Y, en la gran sala que, supuestamente, fue creada para alcanzar consensos globales y donde la razón debería prevalecer sobre la irracionalidad, casi todas las manos se han levantado en contra del genocidio evidente, excepto dos. Sin embargo, es bien sabido que la ONU no tiene la autoridad suficiente para silenciar los tambores de guerra, especialmente cuando Estados Unidos decide apoyar las acciones de su brazo armado en Medio Oriente.

Hoy es un día para reflexionar sobre Gaza, sobre el miedo que no ofrece consuelo, sobre la devastación de perderlo todo e incluso la patria. Pensemos en los médicos que operan sin anestesia en mesas de cocina, en aquellos que quedan atrapados bajo los escombros, en la impotencia de ser reducido a la nada solo porque otros desean tu tierra y tu hogar.
Que el paso del tiempo no nos haga insensibles. Vivamos la soledad de Gaza, el llanto, el grito, el sudor y la sangre, mientras la única respuesta sea más proyectiles. Que su clamor resuene en nuestros sentidos, mientras persista el horror, mientras el amanecer les traiga sufrimiento.
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