Fidel Castro creador de las bases de la política cultural cubana
“Los pensadores cubanos del siglo XIX, en el intento de formular un ideal de nación, intuyeron el vínculo entre cultura y sociedad como método para influir en la opinión pública, diseminar ideas, forjar conciencia, unir voluntades y contribuir al diseño de un proyecto”, expresó la ensayista y profesora universitaria Graziella Pogolotti[i], al abordar el asunto sobre la tradición histórica y cultural en Cuba.
Desde ese entonces, se comprendía que para el desarrollo y consolidación de una nación que condujera a una Cuba libre e independiente era indispensable vincular la educación y la cultura, cuestión que Fidel Castro asumió desde los primeros albores de la Revolución cubana.
Como se conoce antes del triunfo revolucionario y con la intervención norteamericana de 1902 a1958, la mayoría de los cubanos vivían llenos de opresiones, miseria material, injusticias, mezquindades, falta de oportunidades y de escolarización cubana. En buena medida, el sensacionalismo y la banalidad era lo que primaba como propaganda cultural utilizando los recursos para desvirtuar los valores culturales del pueblo y falsear nuestra historia.
La Revolución abrió nuevos espacios para la creación consciente artística y literaria y para el desarrollo cultural, “pero no todos estaban preparados para los nuevos tiempos, y comenzaron las tergiversaciones y las erróneas interpretaciones de lo que era y cómo iba a actuar la Revolución en el campo de la Cultura. De ahí la importante reunión de Fidel con un grupo de integrantes de la intelectualidad cubana en junio de 1961, que dio origen a «Palabras a los intelectuales», y que establecieron las bases de una política cultural que nació sobre una tradición ética e histórica”[i].
Entre los principales elementos que caracterizan la definición de lo que es política cultural podemos citar:
· La Revolución es el acontecimiento cultural más importante.
· Los cambios en el ambiente cultural favorecerán el desarrollo del arte y la expresión artística que represente los verdaderos valores de la cubanía.
· El respeto a la libertad formal para la creación artística y literaria, se considera la libertad de contenido para expresarse dentro de la Revolución, pero no es admisible que se expresen contra la Revolución. “La revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura”.
· Convertir al pueblo en actor, pensar por el pueblo y para el pueblo. “No quiere decir esto que el artista tenga que sacrificar el valor de sus creaciones, y que necesariamente tengamos que sacrificar su calidad. Quiere decir que tenemos que luchar en todos los sentidos para que el creador produzca para el pueblo y el pueblo a su vez eleve su nivel cultural a fin de acercarse a los creadores.”
Conservar estas conquistas y la lucha contra la colonización cultural, esencialmente en el ámbito juvenil, es hoy otra batalla inminente de la Revolución. Con un diseño renovado, códigos más tractivos y con historias que apelan a los sentimientos, en los que muchas veces los usuarios se ven identificados, la industria cultural hegemónica y las redes sociales, acaparan espacios llegando a desplazar a muchos medios tradicionales.
Los discursos, juicios y opiniones de Fidel acerca de tan esencial asunto para la propia supervivencia de la nación cubana siguen guiando el trabajo del Partido y el Gobierno cubano. Es por ello que en la clausura del IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el Palacio de las Convenciones de La Habana, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez precisó la necesidad de entender a la cultura como esencia, se analice desde su dimensión más amplia, y que a su vez, le brinde espacio a los jóvenes creadores para dialogar y exponer sus problemas y aspiraciones.
"La cultura cubana debe potenciar un pensamiento crítico, con un comportamiento culto, elevado, educado que sea capaz -ante toda la avalancha de información e influencia cultural foránea- de discernir entre lo que realmente aporta y lo que no", expresó el mandatario cubano.
[i] Rafael J. Ramos González, Recaredo B. Rodríguez Bosch, Carlos A. Suárez Arcos. Fidel Castro Ruz y la Política Cultural de la Revolución cubana.
[i] Pogolotti, G. (2010) Política y cultura en Cuba: revisar la historia. Revista Temas, 09- 04.
Haz un comentario